Perdón, perdón ante todo por las palabras que puedan salir de mis manos, pues no quiero que ninguna sean dardos envenados dirigidos directamente al corazón. Mis palabras solo quieren escapar de mi boca para que tú me comprendas...



jueves, 20 de enero de 2011

Deseos Odiosos

Arrastró el butacón por el suelo hasta llevarlo al balcón y se sentó a mirar su último amanecer en aquellas tierras.
El alba la sorprendió con ríos negros grabados en sus mejillas y el tembleque de un corazón que latía ya por su inercia.
Su deseo se había cumplido y se odiaba por ello.
fg

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